Alejandra
En
lo personal, nunca me ha resultado fácil ni natural asistir a reuniones
sociales y saber cómo actuar ante la situación.
En
mi infancia, fui a muchas fiestas infantiles, pero no lograba adaptarme bien. Pienso
que me producía un poco de ansiedad, porque era una situación en la que había
personas que yo no conocía. Además, de que debía aprender a saludar y ser
amable con toda la gente nueva que uno conoce en ese tipo de reuniones, y no me
era sencillo. Como yo no saludaba a la gente ni la veía a los ojos, les
resultaba muy extraño mi comportamiento, sobre todo porque otros niños lo hacían
naturalmente.
Incluso,
mientras que todos los niños iban al área de juegos y rápidamente socializaban
con los demás, yo no mostraba mucho interés por eso; por lo que, mis padres y
los demás adultos me insistían que fuera a jugar con los otros niños y que
participara. Pero una vez que me llevaban a lo juegos, realmente no lograba
integrarme con los otros niños la mayoría de las veces. Si había niños que sí
conociera, tardaba en adaptarme a la situación, pero sí terminaba jugando.
Aunque realmente yo prefería quedarme sentada con mis padres.
Conforme
fui creciendo, prefería quedarme en la mesa con los adultos durante las
reuniones, porque me parece que siempre me he llevado un poco mejor con los
adultos que con la gente de mi edad. Sin embargo, el hecho de que yo no
participara mucho en la conversación, les resultaba extraño y hasta irritante a
las demás personas, sobre todo a los demás miembros de mi familia.
Actualmente,
ya he aprendido a comportarme de la forma más normal posible y adaptarme un
poco mejor en las reuniones sociales a las que llego a ir con mi familia; ya
que he aprendido a saludar, mirar a los ojos y participar un poco más en las
conversaciones. Sin embargo, las únicas reuniones sociales a las que he asistido
son familiares.
Durante
la adolescencia, realmente nunca asistí a ninguna fiesta con gente de mi edad.
Aunque sí me llegaron a invitaron algunas veces, yo siempre evité ir. Creo que
es porque realmente me causa algo de ansiedad la idea de asistir a una reunión
donde sólo hay personas de mi edad. Sí logro adaptarme en cierta forma a
reuniones donde hay adultos, pero no con mis pares.
En
cuanto a las graduaciones, casi siempre las he evitado. Cuando terminé la
primaria, organizaron una fiesta en un salón, además de que debíamos presentar
dos bailes. Eso me parecía incómodo y en realidad no quería ir; sobre todo
porque esa fue una etapa difícil para mí, porque mis padres se estaban
divorciando. Sin embargo, los dos quisieron que asistiéramos.
Para
cuando salí de la secundaria, sí asistí a la ceremonia de clausura de la
escuela, pero preferí no asistir a la fiesta que organizaron en un salón; y esa
vez mi mamá tampoco insistió porque la organización fue a último momento.
Cuando
me gradué de la preparatoria, los compañeros organizaron una fiesta sólo para
los alumnos, para celebrar la graduación. Sin embargo, yo preferí evitar esa fiesta
y no asistí, aunque algunos de mis amigos, quienes sí fueron, trataron de
convencerme, así como mi mamá y mis tías. Aunque sí fui a la ceremonia de
graduación de la escuela, donde me entregaron mi diploma.
Ahora
que estoy en la universidad, mis amigos frecuentemente organizan reuniones a
las que me han invitado varias veces, pero yo nunca he querido ir. Además de
que, cada vez que organizan algo, siempre coincide con que yo me he enfermado.
Como ya mencioné, me causa un poco de ansiedad la idea ir a ese tipo de
reuniones, sobre todo porque yo no consumo alcohol porque en realidad no me
gusta, y todos los demás sí.
Sin
embargo, me doy cuenta de que el asunto de asistir a reuniones sociales con mis
pares es una situación que todavía me falta enfrentar y mejorar, en cuanto a mi
diagnóstico del Síndrome de Asperger porque hasta ahora es algo que siempre he
evitado.
Aunque
no me agrada mucho la idea asistir a reuniones o fiestas con gente de mi edad,
sé que tendré que enfrentarlo en algún momento; especialmente porque se aproxima
mi graduación de la universidad y, mi familia me ha insistido en que debemos
asistir a la fiesta de graduación, ya que el terminar la universidad es una
situación muy importante.
Fernando
Las reuniones sociales han sido siempre una situación incómoda para mí. No sé cómo explicarlo, pero siempre resulto ser la persona que se queda en el rincón, que habla con los niños, los ancianos o las personas "olvidadas" de la familia, e incluso jugando con las mascotas o animales en la fiesta. He aprendido a sobrellevarlas mejor, o quizás ya acepté mi rol como una persona que socializa diferente. No me molesta del todo esta situación, ya que suelo sobrecargarme demasiado rápido después de tanta interacción social. Si me es posible, me retiro temprano de la reunión social, me disculpo y trato de tener educación y respeto a la hora de irme. Incluso aunque me he presentado como músico sobre un escenario, me resulta incómodo el convivir con el público o hablar con ellos. En ocasiones, tengo que realizar preguntas por cortesía a las personas del público en las reuniones sociales, aunque es más bien un ritual aprendido, más que una manifestación espontánea.
Nayeli
Fernando
Las reuniones sociales han sido siempre una situación incómoda para mí. No sé cómo explicarlo, pero siempre resulto ser la persona que se queda en el rincón, que habla con los niños, los ancianos o las personas "olvidadas" de la familia, e incluso jugando con las mascotas o animales en la fiesta. He aprendido a sobrellevarlas mejor, o quizás ya acepté mi rol como una persona que socializa diferente. No me molesta del todo esta situación, ya que suelo sobrecargarme demasiado rápido después de tanta interacción social. Si me es posible, me retiro temprano de la reunión social, me disculpo y trato de tener educación y respeto a la hora de irme. Incluso aunque me he presentado como músico sobre un escenario, me resulta incómodo el convivir con el público o hablar con ellos. En ocasiones, tengo que realizar preguntas por cortesía a las personas del público en las reuniones sociales, aunque es más bien un ritual aprendido, más que una manifestación espontánea.
Nayeli
Antes
cuando era chica, desde la primaria y hasta la secundaria, no me agradaban las
reuniones sociales que no fueran con mi familia. Yo en las reuniones
familiares, con la familia de mi papá, específicamente, porque con la de mi
mamá, recuerdo que era muy espontánea y no tenía problemas de socialización con
ellos como con la familia de mi papá. Recuerdo que era muy tímida y al llegar a
la casa de mi abuelita Carmen o de alguno de mis tías y tíos, no me gustaba
saludar pues me daba mucha pena. Mis papás siempre me regañaban porque no
quería saludar y decían que era mal educada, con esfuerzo y todo, saludaba,
pero era tan tímida que casi ni platicaba con mis primos y mis tías. Pero he
ido avanzando poco a poco y, cada vez que iba trataba de hablar más.
Actualmente
ya no me da ansiedad asistir a fiestas de la familia de mi papá, ahora me llevo
bien con todos mis primos y primas y, platico mucho con ellos al igual que con
mis tías y tíos y, me siento muy a gusto porque me siento en confianza con
ellos y me la paso muy bien cuando hacen cualquier tipo de fiesta.
Por
otra parte, en la primaria nunca me invitaban a fiestas. Sólo asistía a
convivios en la escuela y no me gustaban mucho porque luego me hacían bullying.
En secundaria asistí a una que otra tardeada o fiesta de pijamas, pero no me
sentía muy cómoda porque yo era muy seria y no simpatizaba tan fácilmente con
los temas de mis compañeros y compañeras, por la manera que tenían de pensar
ellos, pues era totalmente diferente a la mía. En preparatoria llegué a ir a
una que otra fiesta y empecé a salir con amigos y amigas y, hasta cierto punto,
me la pasaba bien, pero no del todo bien, pero ya era menos la incomodidad
porque tenía amigos de distintas formas de pensar y, podía platicar de diversos
temas con ellos, no sólo de los que a ellos les gustasen.
Y
actualmente, en la universidad, ya no me siento incómoda, hasta he acompañado a
algunas borracheras a mis amigos y amigas, y me la paso bien, aunque no tome,
hablamos de diversos temas y; de cierta manera, asistir a ese tipo de reuniones
hace que conozca los diferentes puntos de vista de las personas sobre ciertas
cosas y, también bromear y hacer una que otra locura.
En
general, puedo concluir que antes no se me daban las reuniones sociales pues
les tenía miedo y, en cierta forma, ansiedad, pero con el pasar de los años y
debido a que he aumentado la confianza en mí misma, puedo lograr interactuar en
cualquier tipo de ambiente, convivir con los demás y divertirnos todos juntos.
Viéndolo ahora, es divertido ir a fiestas, salir con amigos y tener reuniones
familiares. Me hacen feliz poder vivir esos momentos.