viernes, 7 de octubre de 2016

Reuniones Sociales


Alejandra

En lo personal, nunca me ha resultado fácil ni natural asistir a reuniones sociales y saber cómo actuar ante la situación.
En mi infancia, fui a muchas fiestas infantiles, pero no lograba adaptarme bien. Pienso que me producía un poco de ansiedad, porque era una situación en la que había personas que yo no conocía. Además, de que debía aprender a saludar y ser amable con toda la gente nueva que uno conoce en ese tipo de reuniones, y no me era sencillo. Como yo no saludaba a la gente ni la veía a los ojos, les resultaba muy extraño mi comportamiento, sobre todo porque otros niños lo hacían naturalmente.
Incluso, mientras que todos los niños iban al área de juegos y rápidamente socializaban con los demás, yo no mostraba mucho interés por eso; por lo que, mis padres y los demás adultos me insistían que fuera a jugar con los otros niños y que participara. Pero una vez que me llevaban a lo juegos, realmente no lograba integrarme con los otros niños la mayoría de las veces. Si había niños que sí conociera, tardaba en adaptarme a la situación, pero sí terminaba jugando. Aunque realmente yo prefería quedarme sentada con mis padres.
Conforme fui creciendo, prefería quedarme en la mesa con los adultos durante las reuniones, porque me parece que siempre me he llevado un poco mejor con los adultos que con la gente de mi edad. Sin embargo, el hecho de que yo no participara mucho en la conversación, les resultaba extraño y hasta irritante a las demás personas, sobre todo a los demás miembros de mi familia. 
Actualmente, ya he aprendido a comportarme de la forma más normal posible y adaptarme un poco mejor en las reuniones sociales a las que llego a ir con mi familia; ya que he aprendido a saludar, mirar a los ojos y participar un poco más en las conversaciones. Sin embargo, las únicas reuniones sociales a las que he asistido son familiares.
Durante la adolescencia, realmente nunca asistí a ninguna fiesta con gente de mi edad. Aunque sí me llegaron a invitaron algunas veces, yo siempre evité ir. Creo que es porque realmente me causa algo de ansiedad la idea de asistir a una reunión donde sólo hay personas de mi edad. Sí logro adaptarme en cierta forma a reuniones donde hay adultos, pero no con mis pares.
En cuanto a las graduaciones, casi siempre las he evitado. Cuando terminé la primaria, organizaron una fiesta en un salón, además de que debíamos presentar dos bailes. Eso me parecía incómodo y en realidad no quería ir; sobre todo porque esa fue una etapa difícil para mí, porque mis padres se estaban divorciando. Sin embargo, los dos quisieron que asistiéramos.
Para cuando salí de la secundaria, sí asistí a la ceremonia de clausura de la escuela, pero preferí no asistir a la fiesta que organizaron en un salón; y esa vez mi mamá tampoco insistió porque la organización fue a último momento.
Cuando me gradué de la preparatoria, los compañeros organizaron una fiesta sólo para los alumnos, para celebrar la graduación. Sin embargo, yo preferí evitar esa fiesta y no asistí, aunque algunos de mis amigos, quienes sí fueron, trataron de convencerme, así como mi mamá y mis tías. Aunque sí fui a la ceremonia de graduación de la escuela, donde me entregaron mi diploma.
Ahora que estoy en la universidad, mis amigos frecuentemente organizan reuniones a las que me han invitado varias veces, pero yo nunca he querido ir. Además de que, cada vez que organizan algo, siempre coincide con que yo me he enfermado. Como ya mencioné, me causa un poco de ansiedad la idea ir a ese tipo de reuniones, sobre todo porque yo no consumo alcohol porque en realidad no me gusta, y todos los demás sí.
Sin embargo, me doy cuenta de que el asunto de asistir a reuniones sociales con mis pares es una situación que todavía me falta enfrentar y mejorar, en cuanto a mi diagnóstico del Síndrome de Asperger porque hasta ahora es algo que siempre he evitado.
Aunque no me agrada mucho la idea asistir a reuniones o fiestas con gente de mi edad, sé que tendré que enfrentarlo en algún momento; especialmente porque se aproxima mi graduación de la universidad y, mi familia me ha insistido en que debemos asistir a la fiesta de graduación, ya que el terminar la universidad es una situación muy importante.  


Fernando

Las reuniones sociales han sido siempre una situación incómoda para mí. No sé cómo explicarlo, pero siempre resulto ser la persona que se queda en el rincón, que habla con los niños, los ancianos o las personas "olvidadas" de la familia, e incluso jugando con las mascotas o animales en la fiesta. He aprendido a sobrellevarlas mejor, o quizás ya acepté mi rol como una persona que socializa diferente. No me molesta del todo esta situación, ya que suelo sobrecargarme demasiado rápido después de tanta interacción social. Si me es posible, me retiro temprano de la reunión social, me disculpo y trato de tener educación y respeto a la hora de irme. Incluso aunque me he presentado como músico sobre un escenario, me resulta incómodo el convivir con el público o hablar con ellos.  En ocasiones, tengo que realizar preguntas por cortesía a las personas del público en las reuniones sociales, aunque es más bien un ritual aprendido, más que una manifestación espontánea.


Nayeli

Antes cuando era chica, desde la primaria y hasta la secundaria, no me agradaban las reuniones sociales que no fueran con mi familia. Yo en las reuniones familiares, con la familia de mi papá, específicamente, porque con la de mi mamá, recuerdo que era muy espontánea y no tenía problemas de socialización con ellos como con la familia de mi papá. Recuerdo que era muy tímida y al llegar a la casa de mi abuelita Carmen o de alguno de mis tías y tíos, no me gustaba saludar pues me daba mucha pena. Mis papás siempre me regañaban porque no quería saludar y decían que era mal educada, con esfuerzo y todo, saludaba, pero era tan tímida que casi ni platicaba con mis primos y mis tías. Pero he ido avanzando poco a poco y, cada vez que iba trataba de hablar más.  
Actualmente ya no me da ansiedad asistir a fiestas de la familia de mi papá, ahora me llevo bien con todos mis primos y primas y, platico mucho con ellos al igual que con mis tías y tíos y, me siento muy a gusto porque me siento en confianza con ellos y me la paso muy bien cuando hacen cualquier tipo de fiesta.
Por otra parte, en la primaria nunca me invitaban a fiestas. Sólo asistía a convivios en la escuela y no me gustaban mucho porque luego me hacían bullying. En secundaria asistí a una que otra tardeada o fiesta de pijamas, pero no me sentía muy cómoda porque yo era muy seria y no simpatizaba tan fácilmente con los temas de mis compañeros y compañeras, por la manera que tenían de pensar ellos, pues era totalmente diferente a la mía. En preparatoria llegué a ir a una que otra fiesta y empecé a salir con amigos y amigas y, hasta cierto punto, me la pasaba bien, pero no del todo bien, pero ya era menos la incomodidad porque tenía amigos de distintas formas de pensar y, podía platicar de diversos temas con ellos, no sólo de los que a ellos les gustasen.  
Y actualmente, en la universidad, ya no me siento incómoda, hasta he acompañado a algunas borracheras a mis amigos y amigas, y me la paso bien, aunque no tome, hablamos de diversos temas y; de cierta manera, asistir a ese tipo de reuniones hace que conozca los diferentes puntos de vista de las personas sobre ciertas cosas y, también bromear y hacer una que otra locura.  
En general, puedo concluir que antes no se me daban las reuniones sociales pues les tenía miedo y, en cierta forma, ansiedad, pero con el pasar de los años y debido a que he aumentado la confianza en mí misma, puedo lograr interactuar en cualquier tipo de ambiente, convivir con los demás y divertirnos todos juntos. Viéndolo ahora, es divertido ir a fiestas, salir con amigos y tener reuniones familiares. Me hacen feliz poder vivir esos momentos.