A
lo largo de toda mi vida, siempre me ha tocado la fortuna de encontrar personas
que piensan lo mismo que yo o tienen los mismos gustos que yo; y a veces
quisiera relacionarme nada más con esas personas que están en el rango de los
que yo considero buenas personas y manera de pensar y de vivir sana. Pero
muchas veces no es así, he tenido que convivir y saber sobrellevar a personas
diferentes a mí, y eso para mí es todo un reto porque tengo que aprender a no
juzgar a las demás personas y aceptarlas con todo y sus defectos si quiero
ganarme la amistad de éstas y, que me acepten tal y como soy.
Por
ejemplo, tengo amigos que me caen muy bien y los quiero mucho, y los estimo,
pero tienen maneras de pensar diferentes a las mías; unos son de esos chicos
que tienen relaciones de amigos con derechos con las chicas que conocen. Yo
sinceramente no pondría esto en práctica, pero respeto esta forma de relacionarse
con el sexo opuesto que tienen ellos, porque tal vez para mí sea malo, pero si
para ellos es natural y no lastiman a nadie y sólo quieren pasar un buen rato,
está bien, a lo mejor quieren vivir y experimentar. Yo no tengo por qué juzgarlos, al contrario,
puedo aprender de ellos en base a las anécdotas y experiencias que ellos me
cuenten.
También
tengo amigas que son tranquilas como yo, pero que fuman y toman; sé que no son
los mejores vicios, pero yo las quiero mucho y no por una cosa así van a dejar
de ser mis amigas. Además, tampoco soy elitista y sólo juntarme con personas
que no beben ni fumen. Yo valoro mucho a mis amigos y amigas que aun teniendo
los gustos que tienen, me aceptan tal y como soy, y si ellos respetan lo de mi trastorno
y no me juzgan, ¿quién soy yo para juzgar sus vidas?
También
he tenido que lidiar con gente que a veces me cae mal, pero si se trata de
saludar cordialmente o que ellos me hagan la plática, no se lo niego a nadie. Además,
pienso que todos merecemos la oportunidad de que nos conozcan y nos escuchen y,
si esa persona no me la niega a mí, ¿por qué yo se la voy a negar a ella?
Hay
muchas maneras de pensar y de actuar y, es verdad que a veces no nos gustan,
pero yo siempre trato a los demás como a mí me gusta que me traten y, ésa es mi
regla para sobrellevar a cualquier tipo de persona.
Alejandra
Para
mí el asunto de la convivencia siempre ha sido algo complicado, sobre todo
cuando se trata de convivir con otra gente de mi edad que no necesariamente
tiene los mismos gustos que yo, o que no comparte las mismas ideas que yo.
Generalmente
cuando era niña me era muy difícil relacionarme con otros niños de mi edad,
pero en ocasiones lo lograba, aunque solamente con quienes compartían mis intereses,
ya que de otra forma no me interesaba interactuar y, mucho menos formar una
amistad con ellos. Esto hacía que los adultos que me rodeaban pensaran que yo
era una niña muy selectiva o incluso grosera. Sin embargo, esto no me
preocupaba.
Conforme
fui creciendo se volvió necesario que conviviera con mis pares, aunque pudieran
no agradarme por su forma de pensar y porque fuesen muy distintos a mí, sobre
todo por la escuela, ya que a veces se debía trabajar en equipo. Durante la
primaria y la secundaria sí lograba hacer esto, pero por obligación, en
realidad no era algo que me agradara ni comprendía por qué era importante
convivir con todo tipo de gente.
En
ocasiones me sucedía que se me complicaban algunos trabajos, sobre todo cuando
se debía hacer algo que tuviera que ver con el dibujo o las manualidades, ya
que eso siempre me han resultado extremadamente difícil a mí; como yo no quería
hablarles a todos mis compañeros, porque algunos eran muy diferentes a mí,
entonces no tenía a quien pedirle ayuda o preguntarle cómo podía hacer esos
trabajos, y sufría demasiado. Al final siempre lograba hacer lo que tuviera que
entregar, pero me costaba el doble de trabajo y, además me causaba mucha ansiedad.
Sin
embargo, a partir de la preparatoria, debido a que en esa etapa debía trabajar
en equipo con más frecuencia que antes y, convivir con más compañeros, porque cada
año cambiaban los grupos, fue cuando comencé a comprender que es importante
adaptarse y convivir con las personas aunque sean distintas a uno en cuanto a
su personalidad, gustos e ideas; ya que, aunque no se llegue a establecer una
amistad muy cercana, se puede llegar a tener una buena relación con esas
personas y, a veces llega a suceder que se necesita pedir ayuda.
Incluso,
ahora que estoy en la universidad, tengo amigas que no necesariamente comparten
los mismos gustos que yo, pero respeto sus gustos y nos llevamos muy bien.
He
aprendido que es necesario convivir con todo tipo de gente, aunque piense diferente
a uno, ya que de esta forma se puede formar amistades o simplemente, tener una
relación cordial con la gente, lo cual resulta muy bueno si alguna vez se
necesita pedir ayuda.
Fernando
Teniendo un pensamiento rígido , pero a la vez una personalidad vivaz, inquisitiva y curiosa, es una combinación que en muchos casos no resulta promisoria y tampoco es agradable, ni para el que la tiene, ni para ciertos tipos de personas alrededor de uno. Justo esa personalidad tenía y tengo, creciendo en una familia que realmente, era disfuncional pero hacía todo lo posible por simular que no pasaba nada. Desde la infancia me ha tocado convivir con personas con rasgos psicoemocionales muy exagerados, es decir, si es una persona que se enoja con facilidad, su furia no se apaga rápidamente, sino que la ira lo domina y no mide las consecuencias de sus palabras o actos, o bien de personas sumamente sumisas y pasivas que no expresan ninguna emoción.
El crecer en un ambiente autoritario hacía que cualquier protesta que tuviera respecto a una actitud o a una persona que no me garada o que me incomodaba, fuera reprimido, callado o desatendido. Sin embargo, dependiendo del ambiente aprendi a expresar un poco mejor algunas opiniones. Ya en la escuela me costaba trabajo jugar con otrso chicos, ya que decian los adultos, yo trataba d eimponer mis propias reglas y no adaptarme alas de los demas, por lo consiguiente tambien contribuia a quedarme solo. Algunos de los juegos de los otros niños me parecian tontos y aburridos. Conforme fui creciendo aprendi a lidiar un poco mejor con ciertas personas no agradables, aunque no lo voy a negar, la ansiedad y la depresión no diagnosticadas empezaron a hacer actor de presencia ya crecer en silencio desd emi adolescencia. Eso me ha dificultado ahsta la fecha, ademas de los rasgos de patrones repetitivos y rigidez dle TEA, aceptar a mcuha spersonas. Posiblmente también tenga que ver la educacion que recibi y ambiente dond ecreci, sin embargo, lo poco que he aprendido hasta ahora es que no e sposible llevarse bien con todos, sino lo que mejor se puede hacer es tyratar de ser educado, cortes y diplomatico. tODOS tenemos derecho a tener nuestras opiniones y nuestras simpatias y antipatias, sin embargo debemos comportarnos con civilidad, seamos TEA o Nt.
Fernando
Teniendo un pensamiento rígido , pero a la vez una personalidad vivaz, inquisitiva y curiosa, es una combinación que en muchos casos no resulta promisoria y tampoco es agradable, ni para el que la tiene, ni para ciertos tipos de personas alrededor de uno. Justo esa personalidad tenía y tengo, creciendo en una familia que realmente, era disfuncional pero hacía todo lo posible por simular que no pasaba nada. Desde la infancia me ha tocado convivir con personas con rasgos psicoemocionales muy exagerados, es decir, si es una persona que se enoja con facilidad, su furia no se apaga rápidamente, sino que la ira lo domina y no mide las consecuencias de sus palabras o actos, o bien de personas sumamente sumisas y pasivas que no expresan ninguna emoción.
El crecer en un ambiente autoritario hacía que cualquier protesta que tuviera respecto a una actitud o a una persona que no me garada o que me incomodaba, fuera reprimido, callado o desatendido. Sin embargo, dependiendo del ambiente aprendi a expresar un poco mejor algunas opiniones. Ya en la escuela me costaba trabajo jugar con otrso chicos, ya que decian los adultos, yo trataba d eimponer mis propias reglas y no adaptarme alas de los demas, por lo consiguiente tambien contribuia a quedarme solo. Algunos de los juegos de los otros niños me parecian tontos y aburridos. Conforme fui creciendo aprendi a lidiar un poco mejor con ciertas personas no agradables, aunque no lo voy a negar, la ansiedad y la depresión no diagnosticadas empezaron a hacer actor de presencia ya crecer en silencio desd emi adolescencia. Eso me ha dificultado ahsta la fecha, ademas de los rasgos de patrones repetitivos y rigidez dle TEA, aceptar a mcuha spersonas. Posiblmente también tenga que ver la educacion que recibi y ambiente dond ecreci, sin embargo, lo poco que he aprendido hasta ahora es que no e sposible llevarse bien con todos, sino lo que mejor se puede hacer es tyratar de ser educado, cortes y diplomatico. tODOS tenemos derecho a tener nuestras opiniones y nuestras simpatias y antipatias, sin embargo debemos comportarnos con civilidad, seamos TEA o Nt.
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